La cocina de Malta está impregnada de los sabores de las diversas culturas que influyeron en la isla a lo largo de su historia. ¡Buen apetito!

En Malta, el sabor mediterráneo se fusiona con aromas e ingredientes provenientes de las cocinas más diversas. Y es que la gastronomía maltesa es el fiel reflejo de su historia: la de un país enclavado en el corazón del Mediterráneo tradicionalmente conquistado por múltiples culturas que han dejado su legado en la identidad de la isla y, cómo no, en su exquisita gastronomía.

Recetas tradicionales de Malta

La cocina tradicional maltesa es rústica y está basada en producto de temporada. La estrella del recetario tradicional de Malta es el guiso de conejo o stuffat tal-fenek, el plato nacional por antonomasia, con su sabor salvaje y novedoso para los paladares acostumbrados a la carne de ternera. Le acompaña en el podio la conocida como “sopa de las viudas”, un plato realizado con huevos, verduras, fideos y queso. Como es de esperar en una isla, el pescado fresco es un clásico de la dieta maltesa: el lampuki, una especie local que puede degustarse de muy diversas formas, es uno de sus mejores productos.

Timpana. Gastronomía de Malta
La timpana es un pastel de macarrones horneado muy tradicional

No faltan tampoco en la mesa tradicional maltesa el gbejniet (queso de oveja del país), el zalzett (salchichas maltesas aderezadas con cilantro) y la bigilla (paté de judías), servida con el afamado pan maltés y exquisito aceite de oliva. Si el día es frío, los pastizzi (pastelitos rellenos de requesón especiado o de guisantes) son el complemento ideal para tomar con vino o café. En los días de verano se acostumbra a tomar hobs biz-zejt, un popular tentempié que se compone de una ancha rebanada de pan maltés crujiente untada con tomates rojos y con una capa de menta, cebolla, queso de oveja, todo ello regado con un delicioso aceite de oliva.




A un golpe de remo de Italia, la influencia de la gastronomía transalpina se deja notar también en el receteario más tradicional de Malta a base, sobre todo, de pizzas y de los platos de maccherone y spaghetti con diversas salsas. Además, es posible comer buen marisco en varios restaurantes, especialmente, en la zona de La Valeta o en el puerto sureño de Marsaxlokk , donde cualquier domingo por la mañana se pude presenciar la enorme variedad de peces que albergan las aguas maltesas. Los pulpos y los calamares se utilizan muy a menudo para hacer estofados y salsas para pasta.




Para terminar los festines, la repostería de Malta brilla por todo lo alto en exquisiteces como el kannoli (masa de pastelería frita y crujiente con requesón), los postres al estilo siciliano semi-freddo (mezcla de bizcocho, helado, frutas escarchadas y nata) y Helwa tat-Tork (mezcla azucarada de almendras machacadas y enteras).

Los imprescindibles vinos de Malta

En lo referente a los vinos, poco a poco Malta se está conviertiendo en una referencia para enólogos y wine lovers de todo el mundo. Con viñedos cuyas uvas maduran mucho más rápidamente que el norte europeo, las diferentes especies se han adaptado bien. Cabernet Sauvignon, Merlot, Syrah, Garnacha, Sauvignon Blanco, Chardonnay, Carignan, Chenin Blanco o moscatel son algunas de las variedades que mejor se han adaptado al clima húmedo y cálido de Malta y, sobre todo, a sus terrenos calizos, pero resultan de lo más interesante las variedades locales, Gellewza y Ghirghentina, que producen excelentes vinos con un cuerpo y un saber muy característicos. Las principales bodegas organizan visitas guiadas y degustaciones. Dependiendo de la estación, las visitas cubren toda la producción, desde la fermentación inicial hasta el proceso de envejecimiento. También se visitan museos de la historia del vino y se pueden degustar y adquirir vinos de diferentes cosechas. ¡Buen apetito y mejor provecho!