Salónica es una de las ciudades más importantes del Mediterráneo Oriental y fue, en su día, destino de los judíos españoles expulsados por los Reyes Católicos. Hoy, la herencia de la Salónica judía es uno de los atractivos más interesantes con que cuenta la ciudad.

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Salónica es la capital de Macedonia Central y la segunda ciudad de Grecia por su extensión y demografía. Es urbe industriosa y comercial que conserva bastantes vestigios de su variopinto pasado y que tuvo su importancia en época alejandrina y sobre todo en tiempos de los romanos: prueba de ello es el arco de Galerio o la plaza Navarino. Relevancia que aumentó si cabe en época bizantina y continuó cuando la Señoría Veneciana construyó la famosa Torre Blanca. También fue una de las primeras ciudades del imperio turco: pocas veces se recuerda que en Salónica (1881) vino al mundo Mustafá Kemal Atatürk, el constructor político de la actual Turquía.

Arco y tumba de Galerio, Salónica
Arco y tumba de Galerio, Salónica

Como es archisabido, en 1492 los Reyes Católicos promulgaron el edicto por el cual daban cuatro meses de plazo a los judíos no convertidos al cristianismo para abandonar España. La orden no se hizo pública hasta el 29 de abril de aquel año. Es difícil saber siquiera aproximadamente el número de judíos que había en nuestro país en el momento de la expulsión. Parece que el decreto afectó a unas 40.000 familias. Al final, unos cincuenta mil partieron camino del exilio, diez mil del puerto de Barcelona; muchos con la vana esperanza de regresar algún día. Técnicamente el 31 de julio de 1492 abandonó su patria el último judío (sobra decir que, bajo sospecha, los judíos “convertidos” se podían quedar). Muchos de los expulsos se dirigieron a Portugal, otros al norte de África y un buen número de ellos al mundo otomano, todos buscaban aquella tolerancia religiosa que no se les permitía en Sefarad (=España).

Rumbo a Salónica tras la expulsión de los Reyes Católicos

La expulsión, según la mayoría de los historiadores, aunque no todos están de acuerdo, supuso un duro golpe para la economía de Castilla y Aragón. Pocas veces se recuerda que el sultán Beyazit o Bayaceto II envió la Marina Otomana para traerse a muchos de nuestros compatriotas. El gran historiador Yitzhak Baer, en su Historia de los Judíos en la España Cristiana, escribe que Turquía fue la única potencia que recibió a los desterrados con los brazos abiertos y sin poner condiciones o prevenciones excesivas, como cuadraba al conquistador bárbaro, cuyo pensamiento estaba puesto sobre todo en la elevación de la situación económica en los territorios conquistados y no en sutilezas religiosas. Recordemos que los sefarditas turcos, agradecidos, fueron fieles al sultanato hasta el último momento, prácticamente hasta irrupción de Mustafá Kemal y la instauración de la República Turca (1923). Durante la dominación turca muchos sefarditas pudieron rehacer su vida en Salónica. Aquellos españoles transterrados trajeron sus homilías y sus libros cabalísticos. El grueso llegó a Salónica entre 1492 y 1536. Se instalaron en casas abandonadas por los griegos y se organizaron en comunidades “regionales” o cales (plural de cal). Vivían en mahalas alrededor de cada sinagoga, conservando las costumbres de su ciudad de origen.

Manisfestación de obreros judíos por las calles de Salónica, circa 1908
Manisfestación de obreros judíos por las calles de Salónica, circa 1908

En Salónica dieron a sus respectivas comunidades o sinagogas (congregaciones) el nombre de la ciudad de donde procedían: Castilla, Catalán, Aragón, Mallorca, etcétera. Cada sinagoga tenía, ya en el siglo XIX, su mote o remoquete, considerado tabú por la mayoría judaica. La de Aragón se llamaba Gato; la de Portugal, Calabaza y la de Mallorca-Mayor-Mayorka, Ladrón, alusión a la isla de Mallorca apodada la Isla de los Ladrones (curiosa forma de denominar a nuestra bellísima Isla de la Calma). Hacia 1553 había 20.000 judíos en la capital macedónica y unos 80.000 hacia 1900. Culturalmente el momento más esplendoroso de la comunidad judía tesalónica fue el siglo XVI, entonces la ciudad era también conocida como la Madre de Israel.

Atesorando la herencia de la Salónica judía

Un impresionante incendio ocurrido en 1917 destruyó buena parte de su céntrico barrio judío: uno los pocos edificios que quedaron en pie es el que sirve de sede al Museo de la Presencia Judía. En 1941, Segunda Guerra Mundial, Grecia fue dividida en tres zonas ocupadas por aliados de los alemanes (italianos y búlgaros), sin embargo el área de Salónica cayó, directamente, en manos de los nazis. Por eso casi todos los judíos (96,5%) fueron exterminados en campos de concentración polacos. Por cierto, el cementerio judío de la ciudad fue una muestra crepuscular de la gran pujanza que tuvo la comunidad sefardí.

Deportación de los judíos de Salónica. Foto © Bundesarchiv
Deportación de los judíos de Salónica. Foto © Bundesarchiv

El epicentro de la Salónica judía

Los dos centros judaicos importantes de Salónica son el Museo de la Presencia Judía (http://www.jmth.gr/), emplazado en pleno centro, en la calle Agiou Mina, donde trabaja una magnífica especialista en el mundo sefardí, Erika Perahia Zemour, y el Centro de Historia Judía, que se encuentra en la calle Tsimiski y que tiene una interesantísima biblioteca de temas judíos.


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