Termina Ángel Ingelmo su Gran Viaje por el Valle del Loira en una quinta etapa marcada por la huella de grandes escritores.

Un reportaje de Ángel Ingelmo.

El château de Langeais

Langeais y su castillo podrían haber quedado fuera de la ruta, pero a estas alturas de nuestro Gran Viaje por el Valle del Loira qué suponen diez kilómetros… Además, el placer de cruzar una vez más este río Loira que nos sigue guiando con su curso es algo que no se puede -ni debe- perdonar. Como tal, Langeais no tiene gran cosa y su castillo no es tan espectacular como otros ya vistos, pero fue testigo de un gran acontecimiento de la historia de Francia, la boda en diciembre de 1491 entre Ana de Bretaña y Carlos VIII y que supuso la anexión del ducado a la corona francesa. Hablamos de un castillo, pero en realidad tendríamos que hablar de dos: por un lado, está el torreón defensivo del siglo X y por otro, el castillo-palacio del siglo XV construido por deseo de Luis XI.

Château de Langeais. Foto CC Sybarite48. Tu Gran Viaje por el Valle del Loira
Château de Langeais. Foto CC Sybarite48

Lo más curioso es su aspecto defensivo en la parte que da hacia el pueblo, con el puente levadizo, y la otra fachada ya más típica de un palacio. Cruzando ese puente levadizo, accederemos al patio y de ahí a su interior, acondicionado para la visita turística intentado recrear el ambiente original -es decir, hay muebles antiguos, arcones, camas con dosel, tapices, y varios recuerdos relacionados directamente con Ana de Bretaña, caso de su arcón de bodas y su divisa, “Potius mori quam foedari” (Antes la muerte que el deshonor), en una de las salas. En los jardines y pensando en los más pequeños se ha creado una zona, el Parque del Año Mil, donde podrán subir a una cabaña de madera en la copa de un árbol y conocer las técnicas medievales.

Torreón defensivo del Chäteau de Langeais. Foto CC Thomas Pusch. Tu Gran Viaje por el Valle del Loira.
Torreón defensivo del Chäteau de Langeais. Foto CC Thomas Pusch.

El castillo de Azay-le-Rideau

De nuevo cruzamos el Loira para encaminarnos a uno de los castillos más bonitos y fotografiados de todo el valle, no en vano se yergue en una pequeña isla del Indre, lo que aporta un toque romántico. Es el castillo de Azay-le-Rideau, a 11 kilómetros de Langeais. Además de este castillo, junto a la carretera, yendo desde Langeais, se levantan otros dos que por lo general suelen quedar fuera de los itinerarios: el primero es el llamado Chatonnière, y que podríamos definir como una gran casona con un amplio y bello jardín; y el segundo es el Chateau de L’Islette, castillo renacentista que debe su nombre a que se encuentra entre dos brazos del Indre y donde se rinde homenaje a Rodin y Camille Claudel, su alumna y amante, que pasaron varias veces por aquí.

Château Dazay-le-Ridau. Tu Gran Viaje por el Valle del Loira
Château Dazay-le-Ridau.

Pero se ha venido principalmente por su castillo renacentista. Al igual que el de otros muchos, su origen era una fortaleza del siglo XII que fue arrasada por Carlos VII en 1418 en represalia contra las tropas borgoñonas asentadas en el castillo. En 1514, Martín Berthelot, tesorero real, inició su reconstrucción -mejor dicho levantó un nuevo castillo siguiendo los modelos renacentistas puestos de moda durante el reinado de François I: no hay más que ver la escalera, integrada en la fachada, que recuerda la del castillo de Blois. A su alrededor, un parque acondicionando a principios del XIX por encargo del marqués de Biencourt y sus descendientes para lo que fue necesario drenar una parte del río.




Tras la huella de Balzac

En Tours nació el escritor Honoré de Balzac (1799-1850), y sus referencias a esta provincia son muy numerosas en su prolífica obra. Por eso, cuando sabemos que estamos a tan solo a unos kilómetros del pueblo de Saché, en cuyas afueras se encuentra Demeure Balzac, más una mansión que un pequeño castillo, en la que el escritor solía pasar temporadas, no podemos resistir la tentación de encaminarmos hacia allí para rendir homenaje al prolífico escritor, que solía venir a esta mansión cuando pertenecía a Jean Margonne y quien le tenía reservada una pequeña habitación en la segunda planta en la que escribiría algunas de sus obras: Le Père Goriot, Louis Lambert, César Birotteau y una parte de Illusions perdues. Hoy, es un museo consagrado a la figura del escritor donde, además de una exposición permanente sobre él, aguardan exhibiciones temporales, como la actual, Balzac: Arquitecto de interiores, que podrá visitarse hasta el 8 de enero de 2017.

Hasta el 8 de enero de 2017 puede visitarse la muestra "Balzac: Arquitecto de Interiores" en el Château de Saché.. Tu Gran Viaje por el Valle del Loira
Hasta el 8 de enero de 2017 puede visitarse la muestra “Balzac: Arquitecto de Interiores” en el Château de Saché.
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De paseo por Chinon

Y, como si del juego de la oca se tratara, de escritor en escritor, y tiro porque me toca, el dado nos manda a Chinon, 21 km desde Azay-le-Rideau, en cuyas afueras, a unos 8 km, está la granja llamada La Devinière donde nació François Rabelais (1494 – 1553), creador de Gargantúa y Pantagruel, y hoy convertida en museo dedicado a su persona y sus personajes. Siguiendo con Rabelais, decir que en la cercana Abbaye de Seuilly, abadía fundada por los benedictinos en el siglo XII, realizó sus primeros estudios.

Château de Chinon visto desde la orilla del río Vienne. Foto CC Franck Badaire. Tu Gran Viaje por el Valle del Loira
Château de Chinon visto desde la orilla del río Vienne. Foto CC Franck Badaire.

Y como los castillos siguen siendo el referente de nuestra ruta, en Chinon visitamos su castillo, que ha sido objeto de una profunda restauración. Levantado probablemente en el siglo X, sería escenario de la entrevista entre Juana de Arco y el futuro rey Carlos VII en marzo de 1429 cuando la primera le convenció que su destino era convertirse en rey de Francia, cosa que sucedería el 17 de julio de 1429, cuando fue coronado en la catedral de Reims. Un siglo antes, en 1308 más concretamente, sirvió de prisión para el gran maestre de la orden de Temple, Jacques de Molay y otros dirigentes, antes de ser condenados a la hoguera en París. En cuanto al pueblo, cierto es que se merece un tranquilo paseo, sobre todo por ver especialmente el barrio de las casas trogloditas y la capilla de Sainte Radegonde.

Parada en Fontevraud L’Abbaye

Siguiendo una carretera paralela al río Vienne, a 20 km, nos detenemos en Fontevraud L’Abbaye, una abadía fundada en los primeros años del siglo XII por Robert d’Arbrissel y que más tarde se convertiría en abadía real para alcanzar su máximo esplendor entre los siglos XVI y XVII, momento en que era dirigida por una abadesa. Tras la revolución fue convertida en prisión, destino que cumplió hasta 1963. El escritor Jean Genet, en su Miracle de la rose, habla de las duras condiciones que sufrían aquí los reclusos. En sí, todo el conjunto merece la pena: la iglesia, con su típica arquitectura gótica sobre la original románica y que alberga las tumbas de Leonor de Aquitania y su esposo Enrique II Plantagenet, con sus imágenes policromadas, Ricardo Corazón de León e Isabel de Angulema, segunda mujer de Juan Sin Tierra; el claustro del Grand Moûtier, originalmente románico pero reconstruido en el XVI; la sala capitular; el refectorio; la Capilla de los Muertos, con los restos de un conjunto escultórico del XII inspirado en el Juicio Final; la espectacular Tour d’Evrault, torre románica muy bien conservada, y un curioso tejado de piedra en forma cónica y que albergaba las cocinas.

Vista aérea de la abadía de Fontevraud. Foto CC Pierre Maire. Tu Gran Viaje por el Valle del Loira
Vista aérea de la abadía de Fontevraud. Foto CC Pierre Maire.

Candes Saint-Martin, Montsoreau y Turquant: Tres altos en el camino antes de llegar a Saumur

Volvemos a las orillas del Loira para una vez más seguir su curso y, antes de retomar la carretera que nos llevará a Saumur, a 16 kilómetros, aún haremos tres altos en el camino: el primero será el pueblo de Candes Saint-Martin, ya que ha sido imposible vencer la tentación de detenerse ante la imagen que nos brinda. En lo alto, una colegiata fortificada de los siglos XI-XII y escalonándose hasta las orillas del río unas calles en las que pervive la Edad Media. Toda una postal para el recuerdo. El segundo, en Montsoreau, con todo el encanto de un village fleuri y con un bonito castillo que se hizo popular gracias a una novela de Alejandro Dumas, La dame de Montsoreau. El tercer alto será en Turquant, uno de los pueblos trogloditas que hay en la zona y que van a despertar nuestra curiosidad con sus viviendas excavadas en la blanda piedra, lo mismo que el método empleado para conservar las manzanas –pommes tapées-, que consiste en deshidratar las manzanas para después recobrar su agua metiéndolas en vino.

Turquant. Foto © Cedric Sagorin / France.fr. Tu Gran Viaje por el Valle del Loira
Turquant. Foto © Cedric Sagorin / France.fr.

Finalmente, llegamos a Saumur. Asentado en una isla entre dos brazos del Loira, con la esbelta silueta de su castillo en lo más alto, la población es otra de las grandes referencias en la ruta. Y ese castillo, rodeado de unos pequeños viñedos, será el primer punto de nuestra visita. Construido en el siglo XIV por el duque de Anjou (más tarde Luis I) sobre el castillo levantado por el rey San Luis, aparecerá reproducido en libro de Las muy ricas horas del duque de Berry. Y descendiendo hasta el río, la población que surgió en torno al castillo para vivir sus mejores momentos durante el siglo XVI, cuando los católicos para hacer frente al avance de los protestantes crearon varias escuelas de teología que pudieran rebatir sus teorías. Tras la revocación del edicto de Nantes, los católicos recuperaron su influencia y las escuelas ya no eran necesarias, y abandonada la ciudad por los protestantes comenzó un periodo de decadencia del que no se recuperaría hasta el XVIII, cuando se creó la Escuela Nacional de Caballería, en la cercana Saint-Hilaire-Saint-Florent, a unos tres kilómetros de Saumur. Hoy, la institución es una de las grandes referencias de Saumur, donde el caballo se ha convertido casi en un sinónimo de la ciudad. La visita de su Cadre Noir -el sobrenombre con que se conoce a la Escuela- es tan imprescindible como lo es la de su castillo. Y aprovechando que se ha venido a Saint-Hilaire-Saint-Florent para visitar su famosa Ecole Nationale d’équitation (Cadre Noir), no dejaremos de visitar su museo del champiñón, una de las principales fuentes de riqueza de la comarca.

El Château de Saumer y el puente medieval. Foto CC Petrosyan. Tu Gran Viaje por el Valle del Loira
El Château de Saumer y el puente medieval. Foto CC Petrosyan.

El château de Brissac y Angers

El castillo de Brissac es la típica muestra del castillo que siempre ha pertenecido a la misma familia, los Brissac, que le conservan desde 1502. Uno de los más espectaculares del Loira y que hoy es explotado turísticamente como hotel, viñedos (se elabora un vino con denominación de origen propia: “Château de Brissac”) y se realizan todo tipo de actividades, paseos en barca por el lago o por su jardín romántico.

Château de Brisa. Foto CC Manfred Heyde. Tu Gran Viaje por el Valle del Loira
Château de Brissac. Foto CC Manfred Heyde.

Tan sólo 18 kilómetros no separan de nuestro destino final, Angers, la capital de Anjou. Una ciudad dividida en dos por el río Maine: en la margen derecha, el Barrio Viejo o Barrio de la Cité y en la izquierda, el Barrio de La Doutre, es decir “D’outre Main”, “al otro lado del Maine”. La parte más interesante corresponde al barrio viejo, que es donde además de conservar un bonito conjunto de casas con entramados de madera, como por ejemplo la Maison d’Adam (en la place de Sainte Croix), que ya anuncian que estamos llegando a Bretaña.

Maison d'Adam de Angers. Foto CC Coyau. Tu Gran Viaje por el Valle del Loira
Maison d’Adam de Angers. Foto CC Coyau.

El château de Angiers, de planta pentagonal, es uno de los castillos feudales más hermosos de Francia con sus diecisiete torreones, sus fosos -hoy ajardinados-, y unas imponentes murallas. En su interior se ha montado un Museo de la Tapicería donde hay que entrar para ver el “Tapiz del Apocalipsis”, una obra maestra de la tapicería medieval realizado en el siglo XIV por encargo de Luis I de Anjou y que narra de una manera gráfica el texto que San Juan dejo recogido en su Apocalipsis.




El otro gran monumento es la catedral de Saint-Maurice, para cuya construcción -que transcurrió entre los siglos XII y XIII-, se utilizaron los restos de la muralla romana, y donde destacamos su pórtico románico y sus vidrieras. Antes de abandonar el barrio, es recomendable dedicar tiempo a un par de museos: la Galerie David d’Angers, instalado en la la antigua abadía de Toussaint, y dedicado a este escultor local, de nombre de pila Pierre Jean David (1788 –1856), y el Musée des Beaux Arts, en el Logis Barraut, un palacete del XV donde se muestran todo tipo de obras, esmaltes de Limoges, pinturas francesas, italianas, flamencas… Finalmente se cruza el río para dar un paseo por el “otro lado del Maine”, con su place de la Laiterie, donde está la iglesia de La Trinité, de mediados del siglo XII y reconstruida en el siglo XIX, y la Abbaye de Ronceray, destinada a Escuela de Artes y Oficios. Un poco más lejos, el Hospital de Saint Jean donde hay dos museos, ambos dedicados a los tapices.

Catedral de San Mauricio de Angers. Tu Gran Viaje por el Valle del Loira.
Catedral de San Mauricio de Angers.

Y así nos despedimos de este apasionante Gran Viaje por el Valle del Loira, con el deseo de que hemos de volver para navegar por sus aguas en gabarra, volar por sus cielos en montgolfier o recorrer sus infinitas pistas en bicicleta o caminando, por qué no empezar aquí un camino que nos lleve hasta Santiago

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