Huimos del calor para escaparnos a uno de los lugares más bellos de la geografía española: así es un día cualquiera de verano en  el valle de Benasque. ¿Te vienes?

En el Valle de Benasque, a la sombra del Aneto y ante un vino rancio de Mariano, el tiempo se expande de una manera poco común y, de tantos estímulos viajeros que tenemos al alcance, un día se convierte en muchos. Así que si lo tuyo son las escapadas cortas, pero intensas, en el Valle de Benasque tienes tu lugar. Toma nota de cómo da de sí un día de verano en Benasque.

En bicicleta por el Valle de Benasque

El Valle del Benasque tiene bien ganado su apelativo de Valle Escondido. Lejos quedan ya los tiempos en que acceder a él era toda una aventura: y precisamente fue esa dificultad lo que contribuyó, y mucho, a mantener una riqueza natural realmente envidiable. Hoy, la mejor manera de llegar allí es con vehículo privado, pero no la única: y si lo haces en AVE -las estaciones de Zaragoza, Huesca o Lleida están muy cerca- o en avión, la compañía local Taxi Valle de Benasque te recoge y te devuelve a tu conveniencia desde cualquier punto del valle a estas estaciones y aeropuertos. Así no tienes que preocuparte de nada… Una vez que has llegado a Benasque, lo mejor es que te despereces del viaje y explores la zona al ritmo pausado de una e-bike.




Con las bicicletas eléctricas de Verdebike, no hay excusa para, por ejemplo, no conocer el pueblo de Anciles, a sólo un par de kilómetros de Benasque. Sus calles empedradas y flanqueadas de espectaculares casonas solariegas -como la Casa Suprián, o la Casa Barrau-, nos transportan a otro tiempo. Hay varias rutas -gastronómicas, culturales, de alta montaña- que, a los mandos de una de sus bicis, son de lo más accesible y recomendable.

 

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Reponiendo fuerzas en El Sotobosque

La gastronomía del valle es rica en sabores y en ingredientes: hortalizas como el tomate rosa o las acelgas, embutidos como la longaniza de Graus, cordero, vacuno -nada menos que vaca alpina-, hongos como el ceps -boletus- o el rovelló -níscalo-, caza mayor… Todos esos ingredientes de la despensa de Benasque, y alguno más, visten de un modo muy contemporáneo la carta del restaurante Sotobosque, del Hotel Aneto (tel. 974 55 10 61). Uno de los mejores hoteles del valle, el Aneto es perfecto como base para explorar la zona.

Paseando por Benasque… y un vino rancio en El Rabasón

No hay mejor manera que reposar la comida paseando por Benasque, y así también asombrarse de que la crecida de las aguas del Ésara del pasado mes de junio no sean más que un recuerdo: todo está al 100% de funcionamiento, como si nada hubiera pasado. Las calles de Benasque evocan el Alto-Aragón más puro, y de su historia es testigo un rico patrimonio arquitectónico donde destacan la iglesia de Santa María, de origen románico; el Palacio de los Condes de Ribagorza, el torreón de Casa Juste y la Casa Faure. No dejes de visitar el legendario bar de Mariano, El Rabasón (calle Mayor): casi medio siglo de solera en forma de raíces en la techumbre en un local histórico donde no faltan ni la buena música -Mariano fue pionero al dar a conocer a los grandes del rock en el Pirineo- como, desde luego, buen vino rancio -vino añejo de 17º. Pero no lo dejes para muy tarde: Mariano echa el cierre a las 22h.

 

El palacio de los Condes de Ribagorza de Benasque, Huesca. © Tu Gran Viaje
El palacio de los Condes de Ribagorza es una de las construcciones más destacables de Benasque. © Tu Gran Viaje

 

El mejor senderismo: rumbo al Aneto

El Parque Natural Posets-Maladeta acaricia el pueblo de Benasque. Visitarlo en cualquier época del año y perderse -metafóricamente- por él es una garantía de recuerdos viajeros de primera. En sus más de trescientos kilómetros cuadrados hay de todo: desde antiguas hospederías suspendidas de riscos que siguen hoy en día acogiendo peregrinos y viajeros -ahí tienes el Hospital de Benasque– a cumbres y más cumbres: el parque engloba los dos macizos más elevados de toda la cordillera de los Pirineos.

 

Viajar al Valle de Benasque Pirineos Huesca | Tu Gran Viaje
Foto Pablo Martínez | Unsplash

 

Eso quiere decir una cosa: aquí el protagonista es el Aneto. El pico más alto de los Pirineos, con 3404 metros, se muestra con todo su esplendor desde el Forau d’Aiguallauts, una poza inmensa donde desaguan -para desaparecer- las aguas de su glaciar. El forau es fácilmente accesible desde la entrada del parque en una de las más sencillas de las muchas rutas senderistas habilitadas en el parque. Imagina lo que te espera allí: fogonazo tras fogonazo de belleza de alta montaña.

 

El Aneto, parque natural Posets-Maladeta. © Tu Gran Viaje
Una de las panorámicas más bellas de la península Ibérica: el Aneto, en todo su esplendor. © Tu Gran Viaje

 

Cenando como reyes en El Fogaril

Hay que decirlo ya: comer en el El Fogaril, el restaurante del hotel Ciria (Avda. Los Tilos s/n. 974 55 16 12. hotelciria@hotelciria.com), es hacerlo como en pocos lugares. La culpa la tiene Dioni Ciria, el chef, que sabe lo que se trae entre manos: la mejor materia prima posible del valle -carne, caza, hongos: todo de la misma mañana y en raciones generosas- y talento, mucho talento a la hora de tratarla. Platos tradicionales con pinceladas contemporáneas: así se consigue el milagro de permanecer por siempre en la memoria -y en las papilas- del comensal.




Las huertas del hotel alimentan la cocina, y todo -desde la repostería hasta el anís d’arañons para reposar la comida alrededor del fogaril, el hogar típico del Alto-Aragón que da nombre al restaurante y que es el mejor punto de reunión imaginable en el pueblo- se hace en la casa. En las paredes del salón del restaurante, conducido por la familia Ciria, cuelgan docenas de fotografías de todas las celebrities que han pasado por Benasque tienen la misma sonrisa que tendrás tú al acabar de comer: puro y genuino agradecimiento ante el festival para los sentidos que se esconde en cualquiera de las elecciones de la carta que hagas.

 

Lechón confitado del restaurante Ciria, en Benasque
El lechón confitado con praliné de avellanas y patata panadera no es, desde luego, de este mundo. © Tu Gran Viaje

 

Turismo activo: Despabilándose desde el aire y en el agua

Tras un descanso tan reparador como merecido, ¿qué mejor manera de saludar al nuevo día que desde las alturas? Los chicos de Escuela Parapente Pirineos, en Castejón de Sos, la primera escuela de parapente de España, ofrecen vuelos de todos los tipos, sin importar edad y para los que no es necesario tener experiencia alguna. Hay vuelos biplaza, cursos de parapente y tours de vuelo, y existe la posibilidad de realizar diferentes itinerarios, siempre bajo su supervisión -siempre con pilotos titulados, en la que es una de las mejores zonas de España para realizar parapente.



Pero si lo tuyo no son las alturas, date un chapuzón de refrescante agua pirenaica. Si eso no te despierta, nada lo hará: Sin Fronteras Adventure, en Campos (tel. 974 55 01 77), una de las escuelas más conocidas de los Pirineos, tiene rutas de sobra para que encuentres la que te despertará: por ejemplo, te lleva de rafting por el río Ésera en una travesía de unas tres horas y para la que no es necesario contar con experiencia (únicamente tener más de trece años de edad).