Arte en la casa de Cósimo de Monroy


Los Chutes de Arte de Cósimo de Monroy, cada mes

 

Madrileños y visitantes estamos de enhorabuena: Una vez al mes, Cósimo de Monroy se desvirtualiza en su propia casa. Pasen, vean, beban y aprendan.

Planes culturales en la primavera madrileña, afortunadamente, hay muchos (que sean mejores o peores es otro asunto). Desde las exposiciones temporales en los templos de Recoletos hasta ese Photoespaña que se nos viene ya, uno cree haber visto todos los formatos y firmaría que hay de todos para todos… hasta que en su agenda -que es como decir en su vida- se cruza Cósimo de Monroy a.k.a. Bruno Ruiz-Nicoli y viceversa, un personaje sacado de un cómic -este tebeoadicto que os habla no puede dejar de ver una y diez semejanzas entre Cósimo y su honónimo Bruno Díaz a.k.a. Batman-, y que es un dilettante a la antigua y más literal usanza, un experto y estudioso coleccionista de arte que siente y transmite, más que amor, frenesí por la cultura: y lo hace aquí y allí, online -en una web que se ha convertido desde hace tiempo en un paso obligado para cualquiera que ame la cultura- y, a este lado de las pantallas, con los encuentros exclusivos -por lo irresistible de la propuesta- que tienen lugar su refugio gothamita una vez al mes, y en los que convoca a sus numerosas filas para, entre vinos y charla, reírse de los academicismos y trasegar arte, arte y más arte.

Cósimo de Monroy y sus Chutes de Arte
Cósimo de Monroy y sus Chutes de Arte, cada mes en Casa Monroy

Al Chute de Arte -así se llama el encuentro entre amigos, pues no es otra cosa- llega uno avisado, pero no preparado -¿cómo estarlo?- de lo que le espera en la base de operaciones de Cósimo, que comparte muchas cosas con la de su homónimo Batman -homónimos porque ambos son Brunos. Para empezar, y lo más evidente, una impresionante colección de tesoros y hazañas de coleccionistas: Si el Señor de la Noche presume de un dólar de plata gigante y de un dinosaurio disecado, nuestro Cósimo invita a contemplar un retablo de Covarrubias y una tabla de Machuca, por citar solo dos de las docenas de obras de arte que sonríen a sus invitados en cada centímetro cuadrado de su maravilla haussmaniana del corazón del barrio de Salamanca. “En los Chutes de Arte de Casa Monroy siempre buscamos la vuelta de tuerca. Despertar en los asistentes una forma de mirar el arte de la que no habían sido conscientes hasta el momento. El espacio: Casa Monroy. Desconfío de los entornos neutros. Prefiero recibir en casa y ¿qué mejor forma de despertar los sentidos que rodearse de arte?”, confiesa Bruno/Cósimo en torno a una primorosa mesa, atendida por su propio Alfred Pennyworth.

El arte es emoción. Lo que le da sentido a un cuadro, a una escultura o a una instalación es lo que cada uno de nosotros sentimos ante ellos.

Cósimo invita a sentir el arte del mismo modo que lo siente él. “¿Por qué el arte nos parece algo lejano y, a menudo, incomprensible? Hemos creado una cuadrícula en la que colocamos cada obra maestra y consideramos suficiente identificar las coordenadas. Pero no. El arte no es eso. El arte es emoción. Lo que le da sentido a un cuadro, a una escultura o a una instalación es lo que cada uno de nosotros sentimos ante ellos”. Así que lo que hace es, en compañía del poeta e historiador Ignacio Vleming, concebir un recorrido temático cimentado en arte, desde el más clásico al de mañana, sin más -ni menos- sentido y pretensión que la de hacer cumplir a rajatabla la emoción. Así, fotografía, escultura y pintura se suceden sin orden aparente, planteando cuestiones que sólo tiene respuesta desde una visión personal, y el Chute comienza como un caballeroso partido de tenis de mañana de domingo en casa de unos amigos en el que juegan Cósimo e Ignacio para convertirse, según avanza el recorrido por la propuesta -que puede ser, por ejemplo, ciento diez obras que atraviesan el concepto del erotismo, caso del chute del mes de marzo-, en una carrera de NASCAR en la que los asistentes comparten juicios, confidencias, risas y saberes a la velocidad -y a la intensidad- del rayo.

 

Los Chutes de Arte de Cósimo de Monroy, una cita ineludible en Madrid
Los Chutes de Arte de Cósimo de Monroy, una cita cultural ineludible en Madrid

El 21 de mayo: Cata de Arte

La siguiente propuesta tiene lugar en apenas unos días, el próximo 21 de mayo a las 19h30 en Casa Monroy. En esta ocasión, una Cata de Arte donde el vino tendrá, también, protagonismo. “Para la Cata de Arte proponemos algo en apariencia sencillo. ¿Por qué no contemplar una obra de arte como se cata un vino?”, cuenta Bruno. “El proceso de cata constituye un ejercicio de sutileza en el que intervienen vista, oído y gusto. En sus diferentes fases se profundiza en el vino relacionando sabores y aromas que constituyen un ejercicio de una gran potencia metafórica. Pero no se trata de un ejercicio sólo para entendidos en vino. Arrancaremos con una cata guiada que nos ayudará a establecer los conceptos, el proceso y los términos, que luego aplicaremos a una serie de sugerentes imágenes seleccionadas por Ignacio Vleming y yo mismo”. Simplemente irresistible, ¿a qué sí?. El aforo está limitado a 20 personas -en riguroso orden de inscripción, con imprescindible pago previo por Paypal-, y la dirección y la contraseña para el acceso se proporcionará tras la confirmación de la asistencia. Pásate por www.cosimodemonroy.com y haz caso a tu instinto: ve. No querrás salir de Casa Monroy.