Si te preguntas cómo es una Nochevieja en la plaza más popular del mundo, has llegado al lugar adecuado.

Desde 1904, cuando los propietarios del edificio One Times Square comenzaron a celebrar el cambio de año en la azotea, Times Square, la plaza más popular de Estados Unidos y, probablemente, del mundo, es uno de los escenarios preferidos por millones de personas para celebrar el cambio de año. El descenso de la bola que marca la cuenta atrás para el nuevo año tuvo lugar por primera vez en 1907; y hoy, millones de neoyorquinos y visitantes venidos de todo el mundo -que llenarán las calles del barrio, entre Broadway y la Séptima Avenida, llegando incluso hasta Central Park- esperan expectantes a que llegue a Times Square el último día del año y, con él, una cargada agenda de eventos.

A las 18h se ilumina la Bola de Año Nuevo y asciende a lo alto del One Times Square, entre fanfarrias y juegos de luces y pirotécnicos. Una ceremonia que dura tres minutos y a la que siguen diez minutos de presentaciones. A partir de entonces y hasta casi la medianoche la megafonía atruena la plaza y las calles aledañas, el tráfico rodado no circula, los accesos de la estación de metro están imposibles y parece -y es verdad- que no cabe un alfiler en manzanas a la redonda. Cuando solo queda un minuto para la medianoche el alcalde de la ciudad, Michael Bloomberg -que deja ya el cargo- pulsa el botón de cristal de Waterford con el que arranca el descenso de la bola de Año Nuevo en una cuenta atrás de sesenta segundos que corean el más de millón de personas que abarrotan el área. La bola es una esfera geodésica que baja algo más de veintitrés metros -setenta pies-, tiene cuatro metros de diámetro, pesa más de quinientos quilos y está cubierta por 2.688 triángulos de cristal de Waterford -hay que recordar que es uno de los mejores del mundo- e iluminada por 32. 256 luces LED de Phillips.

Cuando la cuenta atrás finaliza, esas luces se encienden mostrando el número del nuevo año -2014- en lo alto del edificio: todo un espectáculo que, acompañado de efectos pirotécnicos, dura un cuarto de hora y que es uno de los mejores modos de dar la bienvenida a un año 2014 que estará, seguro, repleto de grandes viajes.


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