Lee aquí cómo fue la primera etapa de “Tu Gran Viaje a Costa Rica”

Segunda y última etapa de nuestro gran viaje por Costa Rica en la que descubrimos La Fortuna, el volcán Arenal, Monteverde y el litoral del océano Pacífico.

La Fortuna y el Volcán Arenal

Una vez más, es hora de decir adiós a una zona de Costa Rica e iniciar el camino hacia otra. En esta ocasión, vuelvo hacia el interior del país, a la localidad de La Fortuna. En ella se encuentra el volcán Arenal, seguramente el más famoso del país, y uno de los que más fotos, postales y carteles protagoniza. Las nubes, envidiosas, intentan taparlo siempre que pueden, pero solo a veces lo consiguen, y el viajero logra, tarde o temprano, ver el volcán en toda su inmensidad.

Volcán Arenal. Tu Gran Viaje a Costa Rica © Shutterstock
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Tras descansar en el hotel Arenal Kioro, un ecolodge de cinco estrellas, disfruto de una intensa jornada en la que vimos todo tipo de animales salvajes viviendo en cautividad en dos reservas naturales diferentes: ranas, serpientes, caimanes, cocodrilos, monos, felinos de todo tipo e incluso un puma… Era necesario, después de un día como ese, hacer una parada relajante en el Tabacón Grand Spa Thermal Resort. El agua caliente de sus piscinas naturales proviene de varios arroyos subterráneos que bajan directamente desde el volcán, y a sus propiedades terapéuticas se une el increíble bienestar y relajación que producen. Una experiencia de diez. La noche en La Fortuna es animada, y el ambiente prometía. Sin embargo, la larga jornada, las aguas termales y la promesa de un día siguiente lleno de actividades de aventura hicieron que la confortable cama del hotel fuera la opción elegida.

Aventuras en Monteverde

Llevo ya ocho apasionantes días en Costa Rica, y parece difícil que, habiendo visto todo lo que he visto, algo o alguien consiguiera sorprenderme. Sin embargo, así fue. Cerca del volcán Arenal, atravesando el lago que lleva el mismo nombre, se encuentra Monteverde, meca del turismo activo en el país. Allí probé el canopy a la tica, es decir, lanzarse por una tirolina a más de 80 metros de altura recorriendo una distancia de medio kilómetro sobre las copas de los árboles. Es imposible describir con palabras lo que se siente allí arriba, desplazándose a toda velocidad por el cielo de Costa Rica.


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Tras esa brutal experiencia, nada como un paseo por los puentes colgantes de Monteverde para ir reduciendo poco a poco la adrenalina en sangre y poner el foco en cosas menos excitantes, pero igualmente bellas. Por ejemplo, la vasta extensión de bosque tropical bajo los puentes y hasta el horizonte, o los nidos de las aves que pueblan la zona, como el exótico y huidizo quetzalUn paseo a lomos de un caballo llamado Marlboro a través de los pastos de los alrededores de Monteverde, trotando entre vacas y toros, una cerveza bien fría contemplando el atardecer, y una cena espectacular en el hotel Belmonte redondean una de las más divertidas, emocionantes e inolvidables jornadas de este Gran Viaje por Costa Rica.

Tu Gran Viaje a Costa Rica. Los puentes colgantes de Monteverde. © Shutterstock
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Al día siguiente, tras añadir un nuevo y precioso amanecer a la lista de recuerdos imborrables, me dirijo al oeste, para ver el Pacífico y el Parque Nacional Manuel Antonio, otra de las joyas de Costa Rica. Por el camino, de forma totalmente inesperada, un cartel aparece en el margen derecho de la carretera. En él se puede leer: “Cocodrilos en su hábitat natural”. Y, efectivamente, al menos un par de docenas de cocodrilos enormes -de cinco o seis metros de largo- descansan plácidamente en la orilla del río sobre el que pasa la carretera. Yo, a apenas diez metros de altura sobre ellos, no soy capaces de cerrar la boca de asombro mientras veo cómo esos animales prehistóricos permanecen ajenos a mi presencia. Y es ahí donde reside la grandeza de Costa Rica: el mejor momento del viaje puede no aparecer ni siquiera en las mejores guías.

Cocodrilos en Costa Rica. Tu Gran Viaje a Costa Rica
© Tu Gran Viaje

El majestuoso Océano Pacífico

La llegada a la costa occidental de Costa Rica no pudo haber ocurrido en mejores condiciones: un día soleado pero no abrasador, brillante pero no deslumbrante y húmedo pero no sofocante. Bosques y más bosques dejan paso, sin avisar, a llanuras y monte bajo, y este a la inmensidad del océano, en el que los surfistas -guapos y rubios, como en todas partes-, disfrutan de las olas.

El Océano Pacífico. Tu Gran Viaje a Costa Rica.
© Tu Gran Viaje

El hotel Parador, nuestro último alojamiento del viaje, es sencillamente increíble: varias piscinas, habitaciones que parecen apartamentos, jacuzzis en las terrazas, un bar dentro del agua, monos campando a sus anchas por los jardines… Un hotel de ensueño para disfrutar al máximo de los últimos dos días de este Gran Viaje por Costa Rica. Al margen de los ratos de puro esparcimiento dentro del hotel, hay que abrir capítulo aparte para hablar del Parque Nacional Manuel Antonio. Cerrado por un lado, y limitado por el Pacífico por el otro, este parque puede presumir de ser uno de los más bellos del país. Aunque es pequeño, reúne una gran biodiversidad: monos, mapaches, comadrejas, insectos, mariposas, perezosos… Y cuenta con tres playas en su interior que difícilmente pueden compararse a ninguna otra en toda Costa Rica. Se trata de Playa Escondido, Manuel Antonio Beach y Espadilla Sur. Madrugo mucho para visitar el parque y sus playas, y mereció la pena. Llegar a esas calas de arena blanca y agua azul turquesa antes de que la marabunta de turistas las invadieran me proporcionó una postal para guardar por siempre en la memoria. Un broche perfecto para mi Gran Viaje a Costa Rica. 


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