Ya os hemos contado que Varsovia es una ciudad que al igual que el Ave Fénix ha sabido renacer una y otra vez tras su muerte, una ciudad donde la historia está latente en cada rincón y cada calle, cada edificio reconstruido y cada monumento a sus héroes, tantas veces anónimos.

Un reportaje de Ángel Ingelmo




Hoy vamos a recorrer la ciudad en un tranquilo paseo que comenzaremos en su Plaza del Mercado de la Nueva Ciudad (Rynek Nowego Stari). De esta manera vamos a seguir una ruta en línea más o menos recta que nos va a hacer cruzar toda la capital y terminar en su Parque Łazienki, coqueto y entrañable con sus palacios y especialmente su monumento a Chopin. De hecho, la presencia de este músico polaco nos va a ir acompañando durante todo el recorrido e incluso haciéndonos disfrutar con su música: se han colocado bancos multimedia en los que es posible al tiempo que se descansa o se contempla el trajín de la calle escuchar alguna de sus piezas.

Monumento a Chopin en el parque Lazienki. Foto © Ángel Ingelmo
Monumento a Chopin en el parque Lazienki. Foto © Ángel Ingelmo

Empezamos el viaje: la Rynek Nowego Stari es una plaza amplia donde hay unas cuantas terrazas, en la acera de arriba, con una iglesia al fondo, San Casimiro (Kościół św. Kazimierza) y casi al lado otra, la Iglesia de la Visitación de la Virgen María (Kościół Nawiedzenia Najświętszej Marii Panny), ambas reconstruidas a partir de 1944. Aquí queremos que reparéis en los curiosos relieves con animales que hay sobre las puertas de las viviendas y luego en las dos grandes esculturas de osos, además de la fuente de hierro.



Siguiendo la ulica Freta, una calle llena de bares y restaurantes y donde la aportación cultural corresponde a la Casa museo de Maria Skłodowska, más conocida como madame Curie, investigadora que fue galardonada dos veces con el Premio Nobel, uno como física y otro como química, vamos a llegar a la Rynek Starego Miasta, verdadero corazón de la Varsovia antigua y que nos va a llamar la atención con el armonioso aspecto de sus edificios históricos (gótico, renacentista).

Plaza del Mercado de la Nueva Ciudad (Rynek Nowego Stari), Varsovia. Foto © Ángel Ingelmo
Plaza del Mercado de la Nueva Ciudad (Rynek Nowego Stari), Varsovia. Foto © Ángel Ingelmo

La plaza fue reconstruida nada más acabar la guerra gracias al esfuerzo de un grupo de arquitectos y, sobre todo, del pueblo varsoviano. Justo detrás de la plaza hay un Centro de Interpretación (Centrum Interpretacji Zabytku) donde se cuenta con todo detalle cómo se hizo esta reconstrucción y la de toda la ciudad en realidad. En el centro de la plaza se levanta uno de los emblemas de la ciudad, el monumento de La Sirena (Mermaid), que con su espada parece combatir más a las palomas que se posan en ella que a los enemigos de la ciudad. Y alrededor, el músico con su viejo organillo y artistas que venden sus cuadros y dibujos. Otra cosa que no hay que perderse en esta plaza es el Museo de Varsovia (Muzeum Warszawy), creado en 1953 y ocupando varias viviendas. Aunque ahora está cerrado, es realmente interesante, especialmente un documental sobre los años de la ocupación alemana.

Rynek Nowego Miasta. Foto © Ángel Ingelmo
Rynek Nowego Miasta. Foto © Ángel Ingelmo

La calle Świętojańska, donde está la catedral de san Juan (Bazylika Archikatedralna Św. Jana Chrzciciela) conduce a la Plaza del Castillo. La catedral, como casi todos los monumentos de la ciudad, fue reconstruida tras la guerra, devolviéndole su estilo gótico que había quedado cubierto por elementos barrocos. Justo al lado de la catedral, hay una estatua de un oso tumbado, pero no es un oso sino un príncipe que fue hechizado y sigue esperando el momento en que recupere su aspecto humano, lo que sucederá cuando encuentre el amor de una mujer. La Plaza del Castillo (Plac Zamkowy) tiene un trazado triangular y lo primero que se descubre es la Kolumna Zygmunta III Wazy, coronada por una estatua del rey Segismundo III y más de veinte metros de altura. Justo al lado del castillo pueden verse, partidas en varios pedazos, las dos columnas anteriores, la última durante la ocupación alemana. El gran edificio de color rojizo, es el Castillo Real (Zamek Królewski), una sencilla torre en el siglo XIV que se fue transformando hasta acabar siendo un elegante palacio barroco en el XVIII. Luego los alemanes le volarían, no quedando más que un montón de ruinas. Reconstruido a partir de 1971, su aspecto actual no puede ser más saludable.

Castillo Real de Varsovia. Foto © Ángel Ingelmo
Castillo Real de Varsovia. Foto © Ángel Ingelmo

A partir de este punto, comienza la llamada Vía Real (Trakt Królewski), que en un paseo de un par de kilómetros nos va a llevar a las puertas del Parque Łazienki. Nada más dejar la Plaza del castillo, vamos a pasar por delante de la iglesia de Santa Ana (Kościół Św Anny), con un interior barroco y que apenas sufrió daños durante la guerra; el Palacio Presidencial (Pałac Prezydencki / Namiestnikowski), sede del presidente del país y en cuyo patio hay una estatua ecuestre del Príncipe Poniatowski, que recuerda la que hay en la romana plaza del Campidoglio; la Universidad de Varsovia (Uniwersytet Warszawski); la iglesia de la Santa Cruz (Bazylika Mniejsza pw. Świętego Krzyża), donde se conserva el corazón de Chopin, traído desde París, donde está enterrado; el Monumento a Adam Mickiewicz, dedicado a este importante poeta romántico que los lituanos también se atribuyen como artista nacional, y el Palacio Staszic (Pałac Staszica), actual sede de la academia polaca de las ciencias delante del cual hay un Monumento a Copérnico.

Monumento a Adam Mickiewicz. Foto © Ángel Ingelmo
Monumento a Adam Mickiewicz. Foto © Ángel Ingelmo

Un pequeño desvío en esta ruta nos va a conducir al Museo Federico Chopin (Muzeum Fryderyka Chopina), en la Ulica Okólnik, dentro de un palacio barroco que desde 1953 recoge cartas, documentos y recuerdos familiares del músico. La Nowy Świat es una de las calles más animadas de la ciudad, con numerosos bares y cafés, entre ellos el Blikle. Y en esta misma calle sale la Foksal, que igualmente concentra un buen número de locales de ocio y a la que ya se volverá por la noche. La Nowy Świat termina en la aleja Jerozolimske, donde se forma la Rotonda del General de Gaulle, con una estatua del general francés y una palmera artificial que intenta ser un homenaje a la ciudad de Jerusalén.

Palacio de las Ciencias de Varsovia. Foto © Ángel Ingelmo
Palacio de las Ciencias de Varsovia. Foto © Ángel Ingelmo

El gran edificio que hay enfrente es la antigua casa del partido, que ahora acoge una serie de oficinas. Justo al lado -apenas hay que desviarse unos metros-, tenemos el Museo Nacional (Muzeum Narodowe), aquí no hay que perderse la colección de arte medieval, pintura y arte religioso principalmente procedente de la región de Silesia, ni la galería de pintura polaca del XIX, ni, por supuesto, la Galería Faras, reconstrucción casi a tamaño real de una iglesia paleocristiana descubierta en Sudán por arqueólogos polacos y con unos interesantísimos frescos de los siglos VIII al X. Un desvío en nuestro camino al sur, siguiendo la Jerozolimske nos va a conducir al Palacio de Cultura y Ciencias (Pałac Kultury i Nauki), un gigantesco edificio de la década de 1950 dentro del mejor estilo arquitectónico del periodo comunista y donde habrá que subir al mirador de la planta 30 para contemplar una bonita vista de la ciudad, con los modernos rascacielos levantados a su alrededor que con su presencia parecen querer hacernos olvidar de esta torre del pasado para concentrarnos en el presente y futuro de la ciudad.

Vistas desde el mirador del Palacio de las Ciencias de Varsovia. Foto © Ángel Ingelmo
Vistas desde el mirador del Palacio de las Ciencias de Varsovia. Foto © Ángel Ingelmo

Volviendo a la Vía Real, apenas nos detendremos en la Plac Trzech Krzyży, la plaza de las Tres Cruces, donde hay una iglesia del XIX que imita el Panteón romano y unos cuantos edificios de la época comunista. Pero tal vez el mejor ejemplo de este estilo arquitectónico imperante durante del periodo soviético estalinista lo tenemos en la Plac Konstytucji, plaza trazada en 1952 aprovechando los solares dejados por los bombardeos durante la II Guerra Mundial. El Parque Łazienki, que pone fin a nuestra ruta, es un lugar para relajarse en alguno de los bancos alrededor del monumento a Chopin, y sobre todo para para dar un paseo que nos hará pasar por delante del Belvedere, un palacio barroco del XVIII; el Palacio de la Isla (Pałac Na Wyspie), hoy un coqueto museo; el Anfiteatro con su pequeño escenario en una isla dentro del lago; el Palacio Myślewice (Pałac Myślewice), que no se vio afectado por la guerra; la Orangerie antigua (Stara Pomarańczarnia) y finalmente el monumento al rey Jan III Sobieski (Pomnik króla Jana III Sobieskiego), sobre un puente donde comienza el estanque. No se acaba aquí Varsovia: Hemos dejado para mañana la visita de los antiguos barrios judíos, los recuerdos del gueto y el moderno Museo de la Historia de los judíos polacos (Muzeum Historii Żydów Polskich). ¿Nos acompañarás?

Palacio Lazienkoski en el parque Lazienki, Varsovia. Foto © Ángel Ingelmo
Palacio Lazienkoski en el parque Lazienki, Varsovia. Foto © Ángel Ingelmo




Sobre el autor

El periodista y escritor salmantino Ángel Ingelmo es uno de los autores de guías de viaje más destacados de España. Tras haber residido en Francia y Escocia, lugares en los que frecuentó los círculos artísticos e intelectuales, regresó a España, donde, desde comienzos de la década de los Ochenta hasta la actualidad, ha traducido obras literarias, colaborado en medios de comunicación y escrito más de un centenar de guías de viaje de todo el mundo.