Si estás buscando la Francia más prototípica, la vas a encontrar en el corazón de la Dordoña. Allí te espera Périgueux, una bellísima ciudad repleta de historia y donde, sobre todo, mil y una tentaciones gastronómicas te asaltan a cada paso.
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Te lo garantizamos: no tendrás duda alguna de que estás de Francia cuando te pasees por las calles de Périgueux. La bellísima capital de la provincia de Périgord, en pleno tramo francés del Camino de Santiago, es un auténtico Gran Viaje por la esencia francesa, presente en cada detalle: los poblados escaparates de comercios casi olvidados a este lado de la frontera -guarnicionerías, cuchillerías, sombrererías-, el escrupuloso estado de conservación de su patrimonio arquitectónico, la devoción tranquila por sencillos placeres de la vida -el buen comer, el buen beber- que son a menudo tan difíciles de alcanzar pero que en Périgueux están al alcance de cualquier mano cada puesto de sus mercados o en cada mesa de sus restaurantes…
Así es viajar a Périgueux: un recoleto museo de arquitectura, arte e historia al aire libre repleto de establecimientos con encanto, viviendas en las que no te cuesta imaginarte viviendo -o pasando al menos una larga estancia- y, por supuesto, el más auténtico joie-de-vivre francés, ejemplificado como decimos -pero no solo- en la casi infinita colección de tentaciones gastronómicas que te asaltan y te seducen en casi cualquier rincón de la ciudad.
Qué visitar en Périgueux
Périgueux ciudad rezuma ambiente medieval en cada esquina de su centro histórico: parece que no ha pasado el tiempo desde la Edad Media, tal es el respeto en la conservación de su patrimonio arquitectónico -que, a diferencia de otros lugares de Francia, es original: Périgueux no sufrió como otros los embates de las guerras mundiales del siglo pasado.
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La ciudad fue fundada por los romanos, que la nombraron Vésone, y cuya historia se repasa en el Musée Gallo-Romain Vessunna, diseñado por Jean Nouvel (Parc de Vésone. www.perigueux-vesunna.fr), donde reina majestuosa una torre romana en ruinas, o en el templo céltico romano de Fanum, pero su origen real se remonta mucho más atrás en el tiempo: la ciudad fue edificada sobre restos prehistóricos, una etapa de la historia de Périgueux que se recoge en en el Museo Nacional de Prehistoria (rue du Musée, 1. www.musee-prehistoire-eyzies.fr).
La catedral de Saint-Front, Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO como escala destacada del Camino de Santiago en Francia, es el icono de la ciudad, y si te recuerda al Sacré Coeur de París, no es por nada: sirvió de modelo para su construcción. Había en la ciudad 28 torres de defensa y su muralla, 12 puertas; hoy, solo queda en pie la torre Mataguerre, cuya visita puede realizarse acompañados por un guía de la Oficina de Turismo (que se encuentra a sus pies), y que tras una ascensión por su escalera de caracol, en la que se cruzan diversas estancias con matacanes, paneles informativos y mobiliario de la época, se llega a su cumbre, desde la que se tienen espectaculares vistas de la ciudad.
En el imponente callejero medieval, con las calles des Forges, de Eguillerie y Salinière -donde se ubicaban los gremios de forjadores, sastres o comerciantes de sal- como vías principales, repletas de construcciones adornadas con frontispicios y escudos de los nobles locales, destacan construcciones como la Maison de la Dame de la Foi (del siglo XII) o la casa del pastelero (de los siglos XII-XVI). Un tesoro oculto te espera en el número 1 de la rue de la Sagesse: allí, tras las sombras del portal, hay una bellísima escalera renacentista de mediados del siglo XVI.
Qué hacer en Périgueux
¿Qué te parecería aprender por ti mismo a hacer foie? La mejor persona para enseñarte a ello es el chef Nicolas Lamstaes, que imparte talleres de foie en su Restaurant Nicolas L Nicolas (Place du 8 Mai, 7) La clase maestra, sencilla y apta para todos los públicos, dura unos 45 minutos y en ella, el chef te enseñará cómo trabajar un estupendo foie de la mejor clase, la “Extra”: cómo “amasarlo”, limpiarlo de venas, salpimentarlo y dejarlo preparado para, tras tenerlo un día en frigorífico, ser degustado. Sus talleres -también de repostería y de recetas de riñones- tienen lugar los sábados por la mañana durante todo el año, y son tan populares que tendrás que reservar con antelación en http://restaurantnicolasl.com/fr/les-ateliers.
Dónde dormir en Périgueux
Muy céntrico, con algunas de las mejores vistas de la ciudad, muy contemporáneo… El Mercure Périgueux Centre (Place Francheville, 7) es uno de esos hoteles que nos sorprenden en Tu Gran Viaje cuando menos lo esperamos.
Ya en la recepción, los detalles nos atrapan: una decoración actual donde coexisten elementos modernos con reproducciones de las pinturas rupestres de Lascaux, revisteros por doquier repletos con las mejores revistas nacionales e internacionales, un espacio de coworking -que se puede alquilar- que es simplemente ideal para trabajar cuando estás de viaje… ¿Las habitaciones? Estupendas, en la línea de Mercure, pero aquí, con un añadido extra que nos encanta: unas vistas estupendas sobre la plaza de Francheville.
De compras en Périgueux
Pocas ciudades hay en Francia cuyo nombre sea más sinónimo de la buena gastronomía que Périgueux. Desde hace siglos, la elaboración de productos de pato y oca -y, desde luego, su disfrute- han marcado el carácter de la ciudad: foiegras, magrets, micuits… que pueden ser adquiridos y disfrutados en paraísos gourmets como la Maison Maziéres (rue des Chaînes 2, al lado de la catedral. www.maison-mazieres.com).
Y, desde luego, en sus mercados legendarios -y el epíteto no es gratuito: su fama y su calidad vienen dando que hablar desde la Edad MediaLa cita se repite todos los días, a partir de las seis de la mañana, en la plaza de Coderc y en su mercado cubierto; y cada miércoles y sábado, el mercado se extiende también a las plazas de la Clautre y del Hotel de Ville, que se convierten en todo un muestrario de manjares que ofertan productores de la región: embutidos, hongos, verduras y hortalizas, quesos, panes…
Las estampas no pueden ser más arquetípicas: gentes de todas las edades y condición se pasean entre los puestos y adquieren -como harás tú- exquisiteces, en un auténtico festival de colores, olores y, desde luego, sabores… Además, entre noviembre y marzo, que es cuando tiene lugar la temporada del pato y la oca, es el turno de los mercados “au gras”, siendo el de la plaza Saint Louis el más destacado. Y, además, la temporada coincide casi en su totalidad con la de la trufa negra, así que imagina el deleite para los sentidos…
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Dónde comer en Périgueux
En el restaurant L’Eden (rue de l’Albergerie, 3. http://www.restaurant-eden-perigueux.fr) te traratán como a un rey. Gastronomía tradicional con toques contemporáneos con una excelente relación calidad/precio, y con dos menús fijos -a 21€ y 29€ por comensal, bebidas no incluidas- que son ideales. Si el tiempo acompaña, hay que pasar al jardín.
Cómo viajar a Périgueux
Périgueux cuenta con aeropuerto -el Perigueux Bassillac, uno de los aeropuertos regionales más importantes de Francia-, pero no hay conexiones directas con España. Por eso, la mejor opción para volar a Périgueux desde España es hacerlo con Iberia Express, que vuela a Burdeos dos veces por semana: los viernes y domingos, con horarios de salida desde Madrid a las 7.30 h. y desde Burdeos a las 9:25 h. Los precios de los billetes se encuentran desde los 39€, precio por trayecto (desde los 175€ en clase Business Express), siempre que se adquiera ida y vuelta. Desde Burdeos, hay algo menos de 140 kilómetros hasta Périgueux por la autopista A-89.
